El titanio, el 7º metal más abundante de la corteza terrestre, presenta propiedades físico-químicas y mecánicas muy interesantes. De hecho, este metal de transición es ligero, resistente a la corrosión y ofrece buenas propiedades mecánicas.

A continuación se enumeran los principales argumentos que han hecho y hacen del titanio un material esencial en numerosas aplicaciones industriales.

Excelente resistencia a la erosión y a la corrosión

El titanio es un metal de transición que, en presencia de oxígeno, forma de manera espontánea una capa aislante y protectora de óxido de titanio (TiO2). Esta capacidad de autopasivación lo sitúa en la familia de los metales «válvula». La capa de óxido formada en la superficie del titanio es aislante y crea una «barrera» física contra los agentes corrosivos (oxígeno o cloruro, por ejemplo).

Propiedades mecánicas elevadas (hasta 600º C) y buena adherencia a los revestimientos

Propiedades que hacen del titanio un sustrato esencial para la confección de ánodos compuestos.

Conductividades eléctrica y térmica elevadas

Propiedades que justifican que el titanio se utilice como material de electrodos.

Diversidad de configuraciones disponibles

La maleabilidad del titanio permite realizar un mecanizado fácil. Así, podemos encontrar titanio en forma de placa, reja, junco, tubo, hilo, etc.

Material ligero

La baja densidad aparente del titanio lo sitúa entre los metales ligeros. Con una densidad de 4,51, el titanio es un 40% aproximadamente más ligero que los aceros cuya densidad avecina los valores 8 ó 9, según el grado considerado.